Hubo tantas marchas en Bogotá que no sabía a cuál asistir. Como estaba en el lado norte de la ciudad, estaba buscando una no muy lejos de casa, después de todo, lo más probable es que tuviera que caminar 50 cuadras para regresar después de la marcha.
Algunas personas portaban banderas colombianas, algunas cargaban piedras y otros letreros con palabras como “Estoy marchando por la igualdad de los hombres en los ancianatos”, habían padres e hijos, viejos y jóvenes, estudiantes y desertores; mis amigos decidieron unirse al grupo “En Barranquilla me quedo”
Yo seguía indeciso, eran tantos los grupos que no era fácil decidir, hasta el combo los mariachis de la nacional salieron a cantar y marchar. Después de mucha investigación y encontrar muy poco decidí unirme a la marcha con el nombre más apropiado “Colombia Tierra Querida”
Contacté el hombre número uno para recibir las indicaciones apropiadas; punto de encuentro, hora asignada, color de vestimenta, capucha o no, libros o piedras y finalmente respuestas apropiadas a los medios de comunicación en caso que sea elegido para hablar ya que por ser mi primera marcha me daban puesto de VIP al frente del ESMAD.
Recibí las instrucciones apropiadas y me preparé para la marcha, franela 3/4, “con pantalón corto, corbata a la moda sombrero encintado y chupa de boda” ¡Xavier! oi el grito, nadie va al colegio con hambre, la changua está lista, no te vayas sin comer.
Salí tarde, caminé tres cuadras y me cruce con una marcha que no era la mía, lo sé porque tenían una pancarta que decía “Empanadas a Precio de Fabrica” y la fila le daba la vuelta a la cuadra. Continúe mi paso y finalmente encontré mis marcheros, a la vanguardia estan dos compañeros que guardan mi puesto, saludé y pronto tomé posesión, “Un pasito pa’lante, un pasito pa’atras, un dos tres……” y así comenzó la marcha.
A las 9 de la mañana salimos a marchar, ya eran las 10 de la noche y 60 cuadras más al sur, ya no recuerdo porque marchaba, los pies me dolían, las alpargatas se habían desgastado y no quería ser el primero en pedir cacao y desprenderme del grupo.
Finalmente con una escusa baga me retiré, les dije a mis compañeros que iba a ver donde encontraba un baño, tuve que caminar entre las filas de mis compañeros de la vanguardia hasta la retaguardia, a cada paso con la cabeza mirando al piso decía, ya vengo voy a buscar un baño. Una vez que me encontré mirando las espaldas de mis compañeros escaneé los alrededores como buscando un sitio solitario, no muy cerca para que mis marcheros no redujeran el paso como para esperarme mientras yo planeaba mi punto de escape.
A las veinte cuadras de regreso a casa me encontré un grupo de encapuchados, sin pensarlo dos veces me amarré la bufanda alrededor de la cara, hice el signo de paz, me planté al lado de un árbol y empecé a rociar las raíces, finalmente a la una de la mañana llego a casa, estaba rendido, todo me dolía y lo que no dolía ya no funciona, todos en casa dormían, en la cocina encuentro un plato de comida con una nota que decía, Xavier aquí esta tu cena, espero que te allá ido bien en el examen de hoy. Ya relajado tomo mi celular para escuchar los mensajes;….. Xavier, no olvides la marcha de mañana en Soacha, vamos a comenzar una hora mas temprano y trae una cacerola de huevos fritos, dicen que suenan más duro.
A las 3 de la mañana finalmente me acosté, apagué la alarma e hice una llamada,…. Gonzalo, mañana no marcho, el tren de la sabana está en paro, los taxis no quieren ir a Soacha, la estación de transmilenio la cerraron y en mi casa no comen huevos fritos. Suerte.